Diagnóstico y Tratamiento

Diagnóstico y Tratamiento2017-05-18T10:19:26+02:00
Candidatos2017-05-26T08:46:49+02:00

Todos los pacientes diagnosticados de hepatitis C crónica son candidatos al tratamiento antiviral.

Eficacia2017-05-26T08:47:10+02:00

Los tratamientos actuales (antivirales de acción directa) curan la infección (RVS) en más del 95% de los pacientes con apenas efectos adversos.

Duración2017-05-26T08:47:35+02:00

La duración del tratamiento es de 8-12 semanas y depende del grado de fibrosis, la respuesta previa al tratamiento, el genotipo y la carga viral.

Curación2017-05-26T08:48:05+02:00

La curación de la infección mejora o detiene la progresión de la enfermedad hepática y el riesgo de hepatocarcinoma, y disminuye la mortalidad de causa hepática y no hepática. Además, la curación disminuye el reservorio de la infección por virus C.

Diagnóstico precoz2017-05-18T10:48:12+02:00

Por ello, el diagnóstico precoz del VHC es fundamental tanto para evitar la progresión de la enfermedad hepática como para frenar la transmisión de la infección.

Pruebas diagnósticas2017-05-26T08:49:10+02:00

El diagnóstico de la hepatitis C se debe hacer en un solo paso mediante la determinación de anticuerpos y, en los casos positivos, la realización simultánea de una prueba de carga viral.

Población de riesgo2017-05-18T10:47:26+02:00

Deben realizarse la prueba diagnóstica del VHC todas estas personas:

  • Las que se inyectan o inhalan drogas, incluyendo las que lo hicieron una sola vez.
  • Aquellas con antecedentes de transfusión de sangre o hemoderivados anteriores a 1992.
  • Personas con antecedentes de cirugía, procedimientos invasivos, intervenciones médicas u odontológicas antes de la utilización de material de inyección de un solo uso (1980)
  • Personas con antecedentes de hemodiálisis crónica.
  • Recién nacidos de madres infectadas por VHC, a partir de los 18 meses.
  • Personas con infección por VIH o VHB.
  • Convivientes y parejas sexuales de personas infectadas por VHC.
  • Hombres que tienen sexo con hombres.
  • Trabajadores sexuales.
  • Personas con antecedentes de internamiento en instituciones penitenciarias.
  • Trabajadores tras una exposición accidental reconocida con material biológico posiblemente infectado.
  • Personas con antecedentes de tatuajes, piercings o procedimientos con instrumental punzante (manicura, pedicura, acupuntura…) realizados sin las debidas precauciones de seguridad.
  • Personas con hipertransaminasemia o enfermedad hepática aguda o crónica.
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