Hoy es el Día Mundial contra la Hepatitis, y desde AEHVE hemos hecho balance de la situación de las hepatitis víricas en nuestro país en relación a la media de los países europeos, concluyendo que España lidera en Europa la carrera para la eliminación de las hepatitis víricas antes de 2021. Nuestra obligación es recordar que las carreras se ganan en los últimos kilómetros y no en los primeros, y por ello es necesario que las administraciones españolas hagan un último esfuerzo para llegar a la meta.

La realidad, a día de hoy, España parte con ventaja en estos últimos kilómetros  para llegar a la meta de cero hepatitis. Las tasas de prevalencia, tratamiento y diagnóstico de las hepatitis crónicas (VHB y VHC) son mucho mejores en nuestro país que en la media europea, así como la ratio de vacunación frente a la Hepatitis B. Así, según los datos facilitados por la Alianza Mundial contra la Hepatitis en su campaña para el Día Mundial que se celebra hoy, la prevalencia de Hepatitis B y Hepatitis C en Europa se eleva a unos 15 y 14 millones de personas respectivamente, alrededor del 2% y 1,8% de la población total, mientras que en España se estima que la prevalencia de la infección por el virus VHB es del 0,6% y la del VHC es del 1,2%, según los últimos estudios en población general. Se estima que alrededor de 200.000 personas tienen  en nuestro país infección activa por Hepatitis B y entre 200.000 y 300.000 personas infección activa por Hepatitis C.

En cuanto al tratamiento de estos dos tipos de hepatitis crónicas, nuestro país alcanza actualmente el 100% en VHB y el 70% en VHC (de la población diagnosticada). En Europa no hay datos actualizados sobre VHB y el porcentaje de tratamiento de VHC se sitúa en el 5%. Además, España acaba de decidir la extensión del tratamiento de la infección activa por VHC a todos los grados de fibrosisaprobada en el Pleno del pasado Consejo Interterritorial de Salud, celebrado en el mes de junio-, por lo que si las administraciones autonómicas se comprometen de forma efectiva en la ejecución de esta medida lo previsible es que puede alcanzarse el 100% de tratamiento de la hepatitis C en muy poco tiempo, aunque aún no se ha aportado un calendario de plazos.

Por su parte, el diagnóstico de la infección por VHC en nuestro país se estima entre el 50 y 70% frente al 31% europeo, lo que supone que hay un porcentaje elevado de infradiagnóstico, pero no tan alto como se presuponía e inferior a la media de los países de nuestro entorno. Asimismo, el diagnóstico de VHB se eleva al 100% en población nativa y 50% en población inmigrante, muy por encima de la media europea del 13%. Por último, la vacunación frente al virus de la Hepatitis B es en España del 100% frente al 81% europeo, y del 100% en recién nacidos, frente al 39% de la media europea. El porcentaje de inyecciones no seguras en Europa se estima del 4,6%, mientras que en España se estima muy cercano al 0%.

Los resultados son buenos y estamos avanzando, pero ahora es el momento de seguir remando, de que las administraciones públicas los contemplen sin triunfalismos y como una oportunidad para lograr el objetivo que ha marcado la OMS de alcanzar la eliminación de las hepatitis víricas en 2030. Conviene recordar que en España, como en todo el mundo occidental, el VHC es la principal causa de cáncer hepático, mientras que en los países del sudeste asiático es el VHB.

Por ello, queremos pedirle a las administraciones que adopten las medidas necesarias para llegar a la meta final: la extensión del tratamiento de la hepatitis C a todos los grados de fibrosis, de acuerdo con lo aprobado en el Consejo Interterritorial; la realización de estudios de media-gran escala sobre prevalencia en población general; el desarrollo de planes de eliminación en poblaciones de alta prevalencia como son instituciones penitenciarias y pacientes con adicciones; el establecimiento de tiempos de espera para pacientes con hepatitis víricas; el seguimiento para un avance equitativo en toda España del Plan ; el diagnóstico de la infección por VHC en un único paso; la incorporación de la AP al cribado de pacientes; y la sensibilización e información para el cribado poblacional en hepatitis víricas.

La extensión del tratamiento no será efectiva si no sacamos a la luz la hepatitis no diagnosticada y no ejecutamos planes de choque en poblaciones de alta prevalencia y hacemos una labor de sensibilización para el cribado poblacional. No avanzar no es quedarse como estábamos, es retroceder, por eso sólo cabe seguir dando pasos hasta llegar a la meta final de la completa eliminación”.