Día Mundial frente a las Hepatitis Virales: España se estanca en los últimos tramos para lograr la eliminación.

Según los últimos datos disponibles publicados por el Ministerio de Sanidad, en el trimestre de enero a marzo de 2022 el número de pacientes que iniciaron tratamiento frente a la hepatitis C en España se situó en 1.981, confirmando un tímido repunte ya iniciado en el trimestre anterior pero que se encuentra muy lejos de los niveles pre-pandémicos. Entre enero y marzo de 2020, justo antes del estallido de pandemia por la COVID19, el número de pacientes que empezaron tratamiento fue de 3.125, casi un 60% por encima. Comparándolo con los 1.363 nuevos tratamientos iniciados en el fatídico trimestre abril-junio de 2020, en lo peor de la crisis sanitaria, el incremento ha sido sólo de un 45%, un dato que indica que la recuperación de la normalidad está siendo muy lenta en la lucha por la eliminación de la hepatitis C, y que se ve con preocupación en las sociedades científicas y organizaciones de pacientes integradas en la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España, AEHVE.

«A pesar de que se aprecia un cierto repunte en los dos últimos trimestres, no podemos darnos por satisfechos, ya que los datos muestran que se están dejando de diagnosticar y empezar a tratar más de mil pacientes todos los trimestres con respecto a los niveles inmediatos previos a la pandemia. La caída es lo suficientemente importante como para predecir un retraso en las fechas estimadas parala eliminación de la hepatitis C en nuestro país, prevista para 2024-2025, y que ahora puede sufrir una demora importante», explica el coordinador de AEHVE, jefe de Sección de Hepatología del H.U La Paz e investigador del CIBERehd, el doctor Javier García-Samaniego.

Junto a este descenso de los nuevos tratamientos, que la AEHVE vincula en gran medida a la saturación de la Atención Primaria los especialistas les preocupa la alta prevalencia de los casos más graves de la enfermedad (con enfermedad hepática avanzada), que se mantiene estable, en torno al 20%, desde 2017. Según los últimos datos de diciembre de 2021 del Estudio de Monitorización de Efectividad Terapéutica SITHepaC* del Ministerio de Sanidad, los cuales acreditan la alta eficacia de los tratamientos para la hepatitis C basados en antivirales de acción directa (en torno a un 95% de pacientes con una respuesta viral sostenida positiva), casi un 22% de los pacientes con infección activa que se diagnostican presentan fibrosis hepática avanzada o cirrosis. Los datos de este mismo Registro revelan sin género de dudas la incidencia del diagnóstico temprano sobre las posibilidades de supervivencia: el índice de supervivencia varía sustancialmente entre los pacientes que se diagnostican y tratan con la enfermedad hepática en estado más avanzado (F4) y en aquellos en los que está en estadios iniciales. En concreto, la supervivencia baja de alrededor del 96 por ciento en pacientes con grados leves de fibrosis ( F0 y F1) a menos del 82 por ciento en pacientes que tienen F4, «datos bien elocuentes de la importancia del diagnóstico temprano y un adecuado control de la enfermedad», indica García-Samaniego.

La AEHVE ha pedido por ello a las administraciones un esfuerzo por recuperar la normalidad en la lucha por la eliminación de la hepatitis C, tomando las medidas necesarias para favorecer la derivación de pacientes desde la Atención Primaria a Atención Especializada, así como impulsar los programas de microeliminación para poblaciones vulnerables, que son las que concentran, además, la mayor parte de los diagnósticos: usuarios drogas, inmigrantes, personas sin hogar que tienen un circuito asistencial diferente, que también se vieron perjudicados por la pandemia. En Cataluña, el estudio HepCdetect II encontró por ejemplo que el 68% de todas las personas que se inyectan drogas que son ARN positivas, nunca han sido tratadas. En este mismo estudio, los inmigrantes que se inyectan drogas tenían incluso menos probabilidades de recibir tratamiento: solo el 18 % de las personas con ARN del virus de la hepatitis C positivo. Otros estudios similares han demostrado la necesidad de esfuerzos adicionales para hacer seguimiento de la reinfección de hombres que tienen sexo con hombres y para el diagnóstico y/o inicio de tratamiento en la población sin hogar, con una prevalencia entre el 10 y el 15%, muy superior a la media de la población general (que se situaba en 2020, según el Informe Polaris, en el 0,1%).

«Aunque afortunadamente ya se ven los primeros síntomas de una reversión de la tendencia, tenemos que avanzar más rápido y volver a los datos de nuevos tratamientos pre-pandémicos», afirma García-Samaniego, que remarca la oportunidad histórica y la posición privilegiada que España tenía de acabar con la hepatitis C, justo en el umbral de la pandemia, puesta de nuevo de manifiesto por el último Informe Polaris, con datos que demuestran la positiva evolución de la prevalencia de la infección en España entre 2015, cuando se se situaba en el 0,3%, y principios de 2020, fecha en la que se situaba en el 0,1%, en una posición de liderazgo europeo sólo compartida por un país con una población mucho menor como Islandia.

“Somos el país con mayor población que mejor lo ha hecho en hepatitis C, pero la pandemia nos ha hecho mella, y tenemos que recuperar la inercia que teníamos antes de la crisis sanitaria si queremos alcanzar el objetivo final de la eliminación de acuerdo al reto lanzado por la OMS”, concluye García-Samaniego. El especialista también apunta que la Guía de Cribado de la Infección por hepatitis C del Ministerio de Sanidad, publicada en julio de 2020, ha sido poco ambiciosa, dejando fuera tres elementos importantes: la incorporación del cribado poblacional de todas las personas mayores de 50 años que no se hayan realizado nunca la prueba serológica de la hepatitis C; la incorporación del cribado universal de todos los adultos que acudan a un servicio de urgencias a los que se les realice alguna determinación analítica; y la incorporación de un “algoritmo diagnóstico integral”, que permita que el resultado positivo de la serología frente a los virus de las hepatitis (B, C y D), así como el VIH, active el análisis del resto de virus a partir de la misma muestra serológica.